Escaleras inacabables, cuadros viejos y viejas fotografías, agua fría, calor asfixiante, niñez, sonrisas inocentes, recuerdos, ilusión y abrazados que nunca tuvieron ningún sentido en aquel lugar.
Se dice que “las personas nunca olvidan, reemplazan”. Yo opino que tal vez el corazón suaviza el recuerdo de aquello que nos ha hecho daño, aquello que queremos olvidar porque por mucho que se diga que lo hemos superado, nunca es del todo cierto.
Tal vez haya personas que hubiéramos querido conocer, pero se fueron antes de que existieran las oportunidades, o quizás personas que conocimos y que con solo verlas nos bastó para saber que las íbamos a echar de menos.
Supongo que la experiencia no busca hacernos daño, sino hacernos cada vez más fuertes. Pero a veces los recuerdos duelen, demasiado. Sobre todo porque la mayoría de veces nos acordamos de que se nos olvidó decirles que les íbamos a echar de menos.