Seguidores

domingo, 8 de abril de 2012

Es simple, o eso dicen.

E. cayo de bruces en la belleza del castaño verdoso de unos ojos y en la magia de una sonrisa especial, quizas demasiado. Ella no iba por la vida buscando el amor como lo hacen algunas. Simplemente se lo encontró. Sin planearlo. Improvisadamente.
Los gustos de E. siempre habian sido especiales. Sus amigas nunca, o casi nunca habian compartido opinión sobre lo que ella veía en algunos chicos. Y como es de esperar, E. se enamoró de uno de esos chicos en los que nadie se fija. Moría por sus huesos, por una simple sonrisa, por una simple mirada o por una simple palabra. Quizás moría por todo aquello porque para ella no eran tan simples, porque segun lo que me contó, detrás de cada gesto que daba aquel ser humano tan sobrenatural había un universo de sensaciones.
Todo aquello, para E. era diferente a todo lo que habia vivido anteriormente. La razón era simple: E. se había enamorado. Pero no hizo falta que nadie se lo dijera, a los dos dias de sentirse totalmente suya, lo dedujo por si misma.
Pero últimamente ha dejado de verlo todo tan mágico, de esperar a que llegara la hora para poder verle, de estar esperando todas las tardes a que se conectara para poder hablar con él, de quedarse atontada cada vez que pasaba por delante suyo, de montarse sus propias peliculas de amor en los que ellos dos eran los protagonistas, de soñar con un 'te quiero' pronunciado por aquellos labios tan peculiares, de ir suspirando y pronunciando su nombre en voz baja por las calles de Barcelona, de morirse de celos cuando le vio cogido de las manos de otra, de tener a sus amigas hartas de oír pronunciar ese nombre, de que sus palabras la dejaran sin aliento... Su dia a dia ha dejado de ser un cuento de hadas. Total, que E. definitivamente ha dejado de quererle. Pero lo ha echo tan involuntariamente como empezó a quererle. Dicen que es simple. Pero yo creo que ante los ojos de E. todo es mas complicado.
.

domingo, 1 de abril de 2012

Her lovely blue eyes

Me limito a recordarla. Tardes y dias enteros a su lado. Risas, risas inocentes y sinceras. Sin miedo a nada ni a nadie. Sin saber lo que podia llegar a pasar. Éramos niñas.
Te echo de menos. Me limito a recordarte, y cuanto más lo hago se humedecen más mis ojos.
Porque la cicatriz de mi mejilla izquierda también se acuerda de tí y de aquellas delicadas manos que le dieron existencia. Como si fuera ayer cuando se fue la chica de la melena rubia con los ojos más azules que se hayan visto nunca, y Barcelona ya nunca supo de ella, bueno, menos yo, que sigo enamorada de la chica bajita, rubia de los ojos azules. Aquella chica, algún día fue mi mejor amiga, bueno, y en mi interior algo me dice que de una manera u otra puede que lo siga siendo. Aunque duela no tenerla cerca, y que haga años que no oiga su dulce voz, la quiero.
A pesar, de no tenerte cerca, seguíamos hablando, y nos lo contábamos todo. Tardes de martes eternas. Cartas que no te dignaste a contestar. Pero fueron tus falsas promesas, y mi orgullo los que acabaron con todo. Creo que ahora duele más que antes.
Me he echo un propósito: me voy a tragar el orgullo porque no me da la gana de tirar mi infancia a la basura. Porque dejémonos de tonterias. Tu y yo nunca fuimos normales, y por mucho que me pueda enfadar y que tu hagas ver que te da igual, las dos sabemos que es mentira, totalmente. Nos queremos y paso de perderte para siempre.
S, te echo de menos. Sé que no vas a volver, pero si tu no vuelves, yo iré a por tí.

.